domingo, 16 de noviembre de 2014

El cuadrado y el círculo


                 La representación geométrica que se encuentra con más frecuencia en la tradición religiosa y arquitectónica es la que refiere las formas circulares al Cielo y las formas cuadradas a la Tierra. Así el polo superior es el Cielo a el polo inferior es la Tierra,  el Cielo representado por la forma menos «especificada» de todas, que es la esfera, y la Tierra por la más «fijada», y que es el cubo; como se puede deducir, la esfera tiene un carácter «dinámico» y el cubo tiene un carácter eminentemente «estático», lo que las hace corresponder a lo activo y a lo pasivo. 


                     Se dice también que el Cielo, cuyo nombre viene de “celo” cubrir, envuelve o abarca a todas las cosas, presenta al Cosmos una cara «ventral», es decir, interior, y la Tierra, que las soporta, presenta una cara «dorsal», es decir, exterior.  Así lo vemos en la inspección de la figura adjunta, donde el Cielo y la tierra, naturalmente, están representados respectivamente por un círculo y un cuadrado concéntricos. Se observará que esta figura reproduce la forma original de algunas tablillas rituales y las consiguientes monedas chinas. Podemos ver que entre el contorno circular y el vacío cuadrado de en medio, la parte donde se inscriben los caracteres, corresponde al Cosmos, donde se sitúan los «diez mil seres». 


           Puede parecer una inexactitud y que corresponde a un defecto necesariamente inherente a toda representación sensible: si solo prestamos atención a las posiciones respectivas de las figuras del Cielo y de la Tierra, podría parecer que el Cielo está en el exterior y la Tierra en él interior, porque es inherente a la metafísica que la «interioridad» pertenece al Cielo y la «exterioridad» a la Tierra. tomando simplemente la figura tal cual es, se ve que, en relación al Cosmos, el Cielo y la Tierra, por eso mismo de que son sus extremos límites, no tienen verdaderamente más que una sola cara, y que esta cara es interior para el Cielo y exterior para la Tierra. 


             Con respecto a su semejanza con el simbolismo de la rueda, podemos asentir que es el eje de ella lo “fijo” y por tanto lo cuadrado y lo “móvil” su perímetro circular. No podemos substraernos ante la presencia de su principio común en el que se unifican, y donde desaparece toda distinción de lo interior y de lo exterior, como toda oposición e incluso todo complementarismo, para no dejar subsistir más que la «Gran Unidad».

Estupa 


 Fuente de Santa Bárbara en Badajoz

No hay comentarios:

Publicar un comentario